En España suenan a españoles.
En Alemania, a alemanes.
En este artículo comparto las estrategias que más nos han funcionado para fomentar el bilingüismo de forma natural y sostenible. No hay recetas universales, pero quizá estas ideas puedan inspirar a otras familias multilingües.
1. Empieza por el idioma minoritario: maximiza su presencia desde el principio
En nuestra familia el idioma minoritario es el español, así que durante los primeros años hicimos todo lo posible por reforzarlo. Cuando los niños crecen, su vida pasa de forma natural a desarrollarse en el idioma mayoritario (colegio, amigos, actividades). Por eso la infancia es el momento clave.
2. Hablar siempre en español (y repetir después si hace falta)
Mi regla número uno: yo hablo español. Siempre.
Si había alguien que necesitaba entender lo que decía (amigos alemanes de los niños, por ejemplo), repetía en alemán después de decirlo en español.
Con el paso de los años, muchos de esos amigos acabaron aprendiendo lo básico en español. Algunos incluso han escogido español como lengua extranjera en el instituto.
3. Televisión en español: un hábito sencillo que marca la diferencia
La tele en casa siempre ha sido en español. Durante muchos años no hacíamos ninguna excepción: si un programa o película no estaba disponible en español, simplemente buscábamos otra opción.
Ahora que los niños son mayores y están completamente asentados en ambos idiomas, hemos empezado a permitir algunas excepciones puntuales:
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cuando la película es alemana, o
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cuando tenemos invitados alemanes que se quedan a dormir.
Aun así, el hábito está tan integrado que nunca nos piden verla en alemán.
4. El coche como espacio “inmersivo” en español
En el coche escuchamos:
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música
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audiocuentos
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podcasts
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programas de radio
Todo en español.
Es uno de esos hábitos que se instauran sin esfuerzo y que refuerzan muchísimo la exposición.
5. “Captive reading”: llenar la casa de pequeñas oportunidades de lectura
La idea consiste en dejar textos en español por todas partes:
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notas en la fiambrera del desayuno
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tarjetas en la pared
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chistes
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poemas
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fragmentos de libros
Es una manera fácil y muy efectiva de aumentar la exposición sin que parezca un “ejercicio”.
6. Lecturas en voz alta: nuestro pilar más fuerte
Leer en voz alta ha sido la herramienta más poderosa: amplía vocabulario, refuerza estructuras del idioma y crea momentos compartidos que no se olvidan.
A día de hoy sigo leyendo en voz alta a los tres.
A los mayores con menos frecuencia, pero lo siguen disfrutando.
7. Materiales en español para acompañar sus intereses
Siempre hemos buscado libros, revistas, juegos y recursos en español relacionados con lo que les interesaba en cada momento. Cuanto más sentido tiene para ellos, más lo incorporan.
8. Mantener el vínculo con España siempre que se puede
Hemos hecho viajes a España siempre que ha sido posible.
Cuando no, mantenemos la conexión con familia y amigos con:
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videollamadas
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cartas
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emails
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mensajes de voz
El vínculo emocional es un motor potentísimo para mantener el idioma.
Conclusión
Nuestro “éxito” no viene de una gran estrategia, sino de muchas pequeñas decisiones constantes: hablar, leer, escuchar, jugar, conectar… todo en el idioma minoritario, sin presión pero con intención.
Ojalá este recorrido te inspire para tu propio camino bilingüe.
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