jueves, 4 de diciembre de 2025

La tradición alemana de la corona de Adviento (y nuestra corona hecha en casa)

 Una de las tradiciones más bonitas de Alemania en estas fechas es, sin duda, la corona de Adviento. A principios de diciembre, casi todas las casas se llenan del aroma del abeto recién cortado y del brillo cálido de las velas encendidas. La idea es sencilla pero cargada de simbolismo: cuatro velas, una por cada domingo de Adviento, que se van encendiendo semana a semana para acompañar la espera hasta Navidad.

Las coronas pueden ser más o menos elaboradas —con piñas, lazos, estrellas, ramas frescas o artificiales—, pero todas tienen ese aire acogedor que convierte cualquier mesa en un rincón especial. Es un ritual que marca el ritmo del invierno y que invita a parar, respirar y disfrutar en familia de un momento tranquilo antes del torbellino navideño.

En nuestra casa, esta tradición tiene además un valor añadido. Todos los años compramos nuestra corona a una vecina del barrio que dedica mucho tiempo y cariño a prepararlas… y lo mejor de todo es que dona todo lo recaudado a un proyecto benéfico diferente cada temporada. Así, decorar se convierte también en un gesto solidario.

Este año, sin embargo, ha sido aún más especial: mi hijo menor decidió ir a ayudarla y terminó haciendo nuestra propia corona de Adviento (¡la de la foto!). Volvió a casa orgullosísimo y contándonos cada paso del proceso.

Partiendo de un aro de paja, fue fijando con alambre las ramas de abeto una a una, creando una base frondosa y suave. Después, con unos pinchos metálicos, colocó las velas para que quedaran firmes y rectas. Y finalmente con la pistola de pegamento caliente fue añadiendo las piñas, estrellas, bolitas doradas y rojas, hasta dejar la corona lista para el primer domingo de Adviento.

Ahora, cada vez que encendemos una vela, no solo celebramos la tradición alemana, sino también la ilusión y el esfuerzo de un niño que se estrenó como artesano navideño.

Las tradiciones son esto: pequeñas cosas que, cuando se viven en familia, se transforman en recuerdos. Y éste, sin duda, se quedará con nosotros muchos años.